Jerusalén desempeña un papel central en la perspectiva espiritual y emocional de las tres principales religiones monoteístas. Para los judíos de todo el mundo es el centro de anhelos ancestrales, una prueba viva de la antigua grandeza e independencia y un centro de renacimiento nacional; para los cristianos es el escenario de la agonía y el triunfo de Jesús; para los musulmanes es la meta del viaje nocturno místico del profeta Mahoma y el lugar de uno de los santuarios más sagrados del Islam. Para los tres credos es una ciudad sagrada, un centro de peregrinación y un objeto de devoción. A pesar de la rápida evolución de su demografía, Jerusalén ha conservado un carácter diverso y cosmopolita, sobre todo en la Ciudad Vieja amurallada, con sus barrios armenio, cristiano, judío y musulmán, como se muestra en el mapa de Jerusalén: Árabes con atuendos tradicionales y modernos; cristianos, occidentales y orientales, con su infinita variedad de atuendos seculares y vestimentas monásticas; judíos con atuendos informales y ortodoxos; y multitud de turistas que se combinan en coloridos y caleidoscópicos diseños

 

Jerusalén es excepcionalmente rica en aves, que incluyen 70 especies residentes y unas 150 visitantes invernales, como se menciona en el mapa de Jerusalén. Las más vistas son la corneja encapuchada, el arrendajo, el vencejo (que anida en muros y edificios antiguos) y el bulbul. Grandes bandadas de cigüeñas blancas sobrevuelan la ciudad. En invierno, los estorninos y las lavanderas blancas se posan por miles en varios puntos del área metropolitana. Sin embargo, los jilgueros y los pardillos, antes numerosos, aparecen ahora raramente. También se observan a menudo en la ciudad el cernícalo primilla y el mirlo acuático. La única serpiente venenosa es la víbora de Palestina, pero rara vez se ve en las zonas urbanas. El lagarto liso y el camaleón común frecuentan los jardines y las paredes de las casas.

 

Jerusalén tiene un clima mixto subtropical semiárido con veranos cálidos y secos e inviernos frescos y lluviosos. La precipitación media anual es de unas 24 pulgadas (600 mm), y las nevadas -que algunos años no se producen- suelen ser escasas. La temperatura media diaria oscila entre los 24 °C (75 °F) de agosto y los 10 °C (50 °F) de enero, como puede verse en el mapa de Jerusalén. El viento caliente y seco del desierto, llamado sharav en hebreo (o khamsin, de la palabra árabe que significa "cincuenta", ya que se dice que llega unos 50 días al año), es bastante común en otoño y primavera. La humedad media diaria es de alrededor del 62% durante el día, pero puede bajar del 30% al 40% en condiciones de sharav. La exposición a los rayos del sol en verano en Jerusalén es intensa por la ausencia de nubes y la baja humedad, pero también porque el sol alcanza un ángulo muy elevado (80º sobre el horizonte) en esa estación.